Cambios climáticos en la prehistoria

Actualmente nuestro planeta se encuentra inmerso en un proceso de cambio climático que es evidente para la sociedad debido a su repercusión mediática y a los continuos debates sobre el papel del ser humano en dicho cambio. Sin embargo, esta no es una situación excepcional, ya que los cambios climáticos se han producido a lo largo de toda la historia de la Tierra. Si tomamos como ejemplo los últimos 50 millones de años, se observa que la Tierra ha ido experimentando un paulatino enfriamiento hasta hace aproximadamente un millón de años, cuando el clima se estabilizó relativamente, dando lugar a lo que conocemos como ciclos glaciares (en los que se van alternando periodos fríos y templados). Hoy en día estamos en un momento templado (lo que llamamos un interglaciar), pero ha habido momentos mucho más fríos, en los que buena parte del planeta estaba cubierta por un manto de hielo de varios kilómetros de espesor, como por ejemplo hace 25 000 años, cuando se produjo lo que se conoce como el Último Máximo Glaciar. Igualmente, también ha habido momentos más templados que en la actualidad. Por tanto, independientemente del debate actual sobre si los seres humanos somos capaces de acelerar dichos cambios climáticos con nuestra actividad, lo que está claro es que los cambios climáticos se han sucedido a lo largo de toda la historia de nuestro planeta.

Entonces, si los cambios climáticos ya se han producido en el pasado ¿estudiarlos podría ser importante para saber cómo actuar ante el cambio climático actual? La respuesta es rotundamente afirmativa. Y en este sentido, estudiar el clima en la prehistoria es interesante por dos razones fundamentales:

Por una parte, porque nos ayuda a comprender cómo era la vida en la prehistoria, que es el objetivo principal de nuestra disciplina. Hay que tener en cuenta que se trata de sociedades que mantienen una relación muy estrecha con el medio ambiente, que viven insertas en dicho medio, mucho más que en la actualidad. En este sentido, los cambios en el clima llevan aparejadas modificaciones en el paisaje, en la fauna, la vegetación, etc., que influyen en las formas de vida de los seres humanos. Por tanto, todos estos cambios suponen la aparición de nuevas tecnologías, actividades y costumbres encaminadas a lidiar con las nuevas condiciones. De hecho, hay una corriente teórica, denominada procesualismo, que sostiene que los cambios en el clima son el motor de los cambios sociales. Sin embargo, otras corrientes sostienen que los cambios sociales pudieron producirse por otras causas ajenas al clima. Este debate continúa abierto, pero en todo caso, es importante conocer hasta qué punto los cambios en el clima pudieron influenciar los comportamientos humanos, ya que esto nos ayuda a identificar las respuestas (¡y a discernir si fueron exitosas o no!) de las sociedades del pasado a la evolución de las condiciones climáticas.

Por otro lado, estudiar el clima en la prehistoria también es importante porque nos permite entender el cambio climático que estamos viviendo actualmente y predecir los escenarios de dicho cambio. Por ejemplo, una de las mayores amenazas del cambio climático actual para nuestra sociedad es el ascenso del nivel del mar. En este sentido, debido al calentamiento global los hielos de los polos se están derritiendo, lo que supone que toda esa agua acumulada en forma de hielo se libere al mar, produciendo el aumento del nivel marino. Bueno, pues este ascenso no es algo nuevo, ya se ha producido en otros momentos de la prehistoria, por lo que su estudio nos puede ayudar a modelizar cómo va a ser la pérdida de territorio y así saber cómo nos va a afectar ese aspecto en la actualidad. Esto es fundamental para estar preparados y encontrar soluciones a este problema.

Otro ejemplo lo encontramos en un estudio reciente, en el que un cambio climático hacia condiciones más frías ocurrido hace 8 200 años nos ha mostrado que hubo cambios en las poblaciones de moluscos de la costa cantábrica debido al descenso de las temperaturas marinas. Para entender esta cuestión es necesario saber que cada especie tiene unas preferencias climáticas concretas. En este caso, las especies bien adaptadas al frío aumentaron sus poblaciones, mientras que las poblaciones con preferencias climáticas más templadas se redujeron drásticamente. Algo similar se observa en la actualidad, ya que las especies de climas templados están colonizando zonas más al norte de lo que era hasta ahora el límite de su distribución geográfica. Por tanto, los cambios climáticos también tienen un impacto significativo en las poblaciones animales (y vegetales), por lo que estudiar dichos cambios en el pasado puede ayudar a predecir su efecto en la fauna y la flora actual.

Esto son solo dos ejemplos, pero hay muchos más, que nos muestran cómo el estudio del clima en la prehistoria también nos puede ayudar a gestionar el cambio climático actual. En definitiva, el pasado es una fuente de información fundamental para predecir nuestro futuro y poder enfrentarnos con éxito a las nuevas condiciones que nos esperan en los próximos siglos.

Igor Gutiérrez Zugasti

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