Altamira y estalactitas

Localización: Santillana, Cantabria
Cronología: Paleolítico Superior
Coordinación: Miguel A. Sanchez Carro y Viola Bruschi
Grupo de investigación: Geoarqueología y Caracterización de Materiales Arqueológicos

Un aspecto relevante en la conservación y protección de cavidades que albergan yacimientos arqueológicos es la valoración de la estabilidad del macizo rocoso, que tiene además interés en la protección de las personas que transitan por su interior. Los primeros estudios que el Instituto realiza en esta línea de trabajo se han llevado a cabo en las cuevas de Altamira y de Las Estalactitas (Museo y Centro de Investigación de Altamira).

En primer lugar, se caracteriza el macizo rocoso siguiendo los procedimientos de la Sociedad Internacional de Mecánica de Rocas, que permiten definir la calidad del macizo rocoso a partir de parámetros estructurales. Para ello se evalúan tanto la roca intacta como las discontinuidades.

En relación a la matriz rocosa, se analizan mediante estudios petrográficos su composición mineralógica y el grado de meteorización. Esto permite comprobar si la roca es fresca o existen indicios de meteorización por condensación de agua en paredes y techos. Conviene también determinar la resistencia a compresión, aunque al ser unidades carbonatadas se pueden extrapolar valores a partir de ensayos de laboratorio.

Para la descripción de las discontinuidades -cualquier plano de origen mecánico o sedimentario que independiza los bloques de matriz rocosa en un macizo rocoso (fallas, diaclasas, fracturas, planos de estratificación, etc.)- se toman datos de parámetros físicos y geométricos, como: orientación (la orientación relativa y el espaciado de las diferentes familias de un macizo rocoso definen la forma de los bloques que conforman el macizo), espaciado (distancia entre dos planos de discontinuidad de una misma familia), continuidad (longitud del plano de fractura), rugosidad (ondulación de las superficies de discontinuidad, irregularidades o rugosidades de pequeña escala de los planos), abertura (distancia perpendicular que separa las paredes de la discontinuidad cuando no existe relleno), relleno (material de naturaleza distinta a la roca de las paredes) y filtraciones (circulación de agua a través de los planos descritos anteriormente).

A partir de los resultados obtenidos en la caracterización del macizo rocoso se definen zonas de interés para determinar la estabilidad de los afloramientos. En estas zonas se instalan dispositivos que registran variaciones en la apertura de las fracturas o desplazamientos de bloques. Es prioritario realizar un seguimiento prolongado en el tiempo y con definición de desplazamientos en rango de micras, para lo cual se instalan fisurómetros digitales de registro continuo que permanecen instalados durante largo tiempo. Estos dispositivos registran los desplazamientos almacenando datos que se descargan periódicamente. Se realiza asimismo un análisis de parámetros ambientales, fundamentalmente el régimen de precipitaciones, y se intenta establecer su relación con los movimientos identificados.

En las cuevas de Altamira y de Las Estalactitas se dispone de un registro continuado desde hace algunos años. Esta metodología se ha ampliado a otras cavidades, como El Castillo.

Cueva de las Estalactitas
Toma de medidas con fisurómetro
Control de desplazamientos de la Cueva de Altamira