El marisco, no solo en navidad: los grandes concheros prehistóricos

El marisco, no solo en navidad: los grandes concheros prehistóricos

Los concheros son un tipo de yacimiento prehistórico muy peculiar y generalmente poco conocido por el gran público. De forma muy simple podríamos definir los concheros como amontonamientos de conchas de moluscos y de otros restos de alimento y actividades cotidianas que fueron acumulados por los seres humanos prehistóricos. En ocasiones, como ocurre con los denominados «sambaquis» brasileños, estos amontonamientos no están relacionados con las actividades básicas de supervivencia de los grupos humanos, sino con el ritual funerario de esas sociedades.

En ocasiones, estas acumulaciones de conchas pueden alcanzar varios metros de altura y longitud, y son producto de continuas visitas de los seres humanos a estos sitios a lo largo de un periodo dilatado de tiempo, que puede abarcar varios milenios. Por otra parte, dependiendo de las características geológicas de cada zona, los concheros pueden localizarse en emplazamientos al aire libre, o en cuevas y abrigos rocosos.

Nuestros antepasados comenzaron a consumir este tipo de alimentos en fechas muy tempranas, alrededor de hace 300 000 años. Sin embargo, las primeras acumulaciones significativas han sido documentadas en yacimientos datados entre hace 150 000 y 100 000 años, y sus responsables fueron tanto los Homo sapiens como los neandertales. A pesar de la antigüedad de estas evidencias, los concheros más espectaculares que se han conservado hasta nuestros días son los que se han generado en los últimos 10 000 años, durante el periodo Holoceno.

Estos concheros holocenos se encuentran en los cinco continentes, por lo que se trata de un fenómeno global. Las nuevas condiciones climáticas de este periodo, bastante más templadas que las de la última glaciación, y el crecimiento demográfico, fueron probablemente factores clave para generar una respuesta similar a nivel global, estrechamente ligada al aprovechamiento de recursos marinos en las zonas costeras. Lugares como Australia, Brasil, Sudáfrica, Tierra del Fuego o la propia región cantábrica, entre otros, albergan numerosos yacimientos de este tipo, lo que las convierte en regiones excepcionales para el estudio de este fenómeno.

Por tanto, las poblaciones humanas de esas épocas que habitaban en zonas costeras enfocaron sus estrategias al aprovechamiento intenso de recursos marinos, generando estas ingentes acumulaciones de conchas que denominamos concheros. En algunos casos, como en la región cantábrica, los amontonamientos llegaron a taponar las entradas de las cuevas y abrigos en que fueron depositadas, mostrando la importancia que estos recursos tenían para estas poblaciones. Este consumo masivo de moluscos puede ser difícil de entender desde el punto de vista de la sociedad occidental actual, que cuenta con una economía productiva muy desarrollada y en la que el consumo de marisco es muy marginal, y generalmente asociado a momentos de socialización o celebración (Navidad, bodas…). Sin embargo, durante los periodos más antiguos de la prehistoria aún no se habían desarrollado métodos de producción de alimentos como la agricultura y la ganadería, y el modo de vida era cazador-pescador-recolector, por lo que los recursos marinos cobraron gran importancia para los seres humanos, que los utilizaron de forma estable como parte de su dieta.

Otra de las características más llamativas de los concheros es su asociación con el mundo funerario, ya que es muy habitual que en su interior se encuentren restos humanos. Ya hemos comentado el caso de los sambaquis brasileños, cuya formación está relacionada con la realización de ritos de enterramiento. En este caso, las conchas habrían formado parte de un festín relacionado con el ritual y se habrían desechado en la zona del enterramiento, quizás cubriendo las fosas. Como parte de este ritual también se ha identificado la presencia de hogueras y cabañas. Sin embargo, en los concheros con un marcado carácter habitacional, es decir, producto de actividades cotidianas como la alimentación, también suelen aparecer enterramientos propiamente dichos, en ocasiones formando auténticos cementerios, o restos humanos aislados, como se observa en numerosos concheros de la región cantábrica y Portugal. Por tanto, de alguna forma los concheros estaban integrados en el imaginario simbólico de estas sociedades, y jugaban un papel importante en aspectos relacionados tanto con la vida como con la muerte.

Igor Gutiérrez Zugasti

 

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