Los primeros pantalones en Europa: equitación, vestimenta y poder

¿Pantalones? ¿Qué tienen de interesante? ¿Desde cuándo lleva la gente pantalones en Europa?

Los primeros pantalones que se conocen se encontraban en dos tumbas de un cementerio del segundo milenio a.C. llamado Yanghai, en el oasis de Turfan, en el desierto del oeste de China. Este cementerio es muy interesante porque aparecen muchos objetos muy bien conservados en muchas de las tumbas, como instrumentos musicales, cestas, maderas, restos orgánicos en los cuencos como mijo, cannabis, alcaparras y vid.

En esas dos tumbas que nos interesan se enterró a dos hombres de unos 40 años. Pasaron más cosas en ellas: por ejemplo, en una de ellas, al hombre se le enterró en una cámara con muchísimos objetos de gran riqueza y en la parte de arriba de la cámara se encontraron una mujer de unos 25 años y un infante.

En los dos casos, a ambos hombres se les había enterrado con su ropa, de la que se encontraron fragmentos de tejido, muy bien conservados. Estos tejidos se han datado por radiocarbono, o C14, en un momento entre el siglo 13 y el siglo 10 aC, o sea, de finales del 2 milenio, o lo que se suele llamar normalmente Edad del Bronce.

Estos tejidos estaban hechos de lana. La lana es algo interesante porque las ovejas domésticas en realidad, que parece que se domesticaron hace unos 9000 años, no tuvieron lana hasta unos milenios después, en el 4 milenio a.C., que  por una mutación por adaptación a climas fríos. Los textiles de lana se conocen 3400-3100 a.C. (Kurgán 2, Novosvodobnaya, norte del Cáucaso). Pero con estos hallazgos de Yanghai ya sabemos, por una parte, que para esa fecha la lana se había convertido en una materia prima usual que se cree que ya era de uso habitual. ¿Con qué se vestía la gente antes? Pues con lino, cuero… pero la lana es más calentita y en un sitio como la estepa euroasiática donde se alcanzan -28º tiene sentido llevar ropa de lana.

Por otra parte, las investigadoras e investigadores que descubrieron estas tumbas han estudiado el diseño y la confección de los fragmentos de tejido de lana que recuperaron, y han encontrado cosas interesantes, como que quien lo hizo no cortaba la tela, sino que tejían los trozos directamente con la forma que necesitaban, con el tamaño apropiado para cada persona. O sea, que las hacían a medida ya desde el tejido.

Las prendas que nos interesan están hechas de 3 piezas, y se usó el mismo hilo y las mismas fibras en todas ellas, para hacerlas y para coserlas entre sí. Así que, o era la misma persona quien tejía o se trataba de un taller donde varias personas colaboraban estrechamente. El caso es que las piezas son: dos perneras, y una pieza central entre ambas, que es la clave de todo: permite conectar las piernas con la cintura, y es el gran invento que dio lugar a lo que conocemos como pantalones. Estos de Yanghai son los predecesores claros de los pantalones como los conocemos en la actualidad y “combinan máxima libertad de movimiento con protección corporal óptima”.

Y volvemos al principio. ¿Por qué es interesante saber que a finales del 2 milenio a.C. la gente, o al menos alguna gente, llevaba pantalones? Pues porque esta forma de vestir se relaciona directamente con una actividad física, la monta. En las tumbas donde se encontraron los pantalones también aparecen útiles relacionados con la monta, como una brida de cuero, un bocado de madera, un látigo y, en forma de ornamentos, una cola de caballo decorada, por ejemplo.

La domesticación del caballo es un problema arqueológico de primer orden que es difícil de determinar solamente por la genética. El caballo ha tenido una historia de vida complicada con cruces posteriores con variedades salvajes, una vez estaba domesticado, y cuellos de botella genéticos, con escasa diversidad del cromosoma Y (un único foco en las estepas euroasiáticas occidentales) y abundantes linajes femeninos (múltiples focos de domesticación, incluida PI). El caso es que la arqueología suele darnos soluciones y en este caso pasa porque existen fracturas de vértebras y otras patologías que sufrieron los caballos y también los jinetes (estrés y trauma en los músculos aductores de la gente que montaba) que se ven en el registro arqueológico. Un ejemplo son las huellas de embocadura en el segundo premolar de un caballo de la cultura Botai (Kazajstán), en torno a 3500 a.C., que es la prueba más antigua del uso de bocado. Y, además, hay restos de residuo orgánico que parece que podría ser de leche de yegua en algunos cacharros.

Así que, para este momento, ya sabemos que los caballos que habían montado estos hombres enterrados en estas tumbas de Yanghai, en mitad de la estepa, eran domésticos. Los pantalones serían una prueba más. Esa forma de piernas y pieza central protegería los genitales y el bajo vientre a la hora de montar. Por lo tanto, estos hombres eran probablemente jinetes, que utilizaban los caballos para manejar grandes rebaños, puesto que los grupos humanos que vivían en este momento, en este lugar, llamados Subeixi, parecen confiar en la ganadería como forma de producción de alimentos y en el intercambio como forma de conseguir lo que no producían. Así que podían desplazarse a grandes distancias y practicar una ganadería extensiva muy exitosa. Eran pastores trashumantes, digamos. Pero, además, se enterraron con armas. Eran pastores guerreros nómadas que se movían por territorios muy grandes y probablemente de una forma casi militar.

El mundo a partir del neolítico es realmente un sitio donde el conflicto institucionalizado crece más y más.  En el 2 milenio a.C. se ve, tanto en Eurasia como propiamente en Europa, una ideología dominante que idealiza al hombre y en especial al hombre guerrero. Aparecen armas en las tumbas y en muchas representaciones, digamos artísticas, como en el arte rupestre. Es una forma de entender el mundo, la de considerar al hombre guerrero como el tipo prestigioso de la comunidad que llevó mucho tiempo gestándose y que cristalizó en ese 2 milenio a.C. Y, claramente, un guerrero a caballo tiene muchas ventajas sobre los que no van montados.

Pero junto con el caballo, además de nueva capacidad de moverse y luchar llegó otro invento fundamental, el carro. Un invento que permitió ampliar el volumen y la distancia del comercio que se podía practicar en ese segundo milenio a.C., en que encontramos evidencias de grandes cantidades de metal, de ámbar, de lana… moviéndose por toda Europa. Y es que de todo lo que pasó en la estepa, que no era nada marginal ni periférica sino que estaba en el cruce de varias regiones, parecen haber llegado influencias por el este de Europa que alcanzaron la mayor parte del continente, en forma de nuevas modas, en la forma de enterrarse y, quizá, de vestir, nuevas materias primas y objetos, el caballo domesticado, el carro y con todo ello nuevas capacidades.

En definitiva, la invención de las prendas de vestir inferiores o bifurcadas se relaciona con un nuevo mundo en el que la monta a caballo tuvo un papel fundamental en términos de la capacidad ampliada de moverse, de comerciar a larga distancia, y también de luchar. Y de vestirse de una manera distinta, porque hasta esos momentos de finales del 2 milenio la gente normalmente vestía túnicas o faldas, o un taparrabos con leggings, como Ötzi, un señor del 3350-3100 a.C que se encontró en un glaciar.

María Cruz Berrocal

 

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